Subir

viernes, 30 de enero de 2015

Hacia un nuevo bipartidismo

Resulta curioso, cuando no tronchante, escuchar a tantos hablar del bipartidismo, ya sea de su encendida defensa o de su previsto declive, dando la espalda a lo evidente: la casa es la misma, aunque cambien los vecinos o se muden de piso.

El País, 18 de enero de 2015
Comienza Ramoneda su artículo del pasado domingo en El País diciendo que “los griegos han sido los primeros en romper con el modelo bipartidista cada día más excluyente que predomina en Europa”. Podemos y los Ganemos de toda España piden el fin del bipartidismo como requisito para poder “devolver” las instituciones a los ciudadanos. Pero, ¿cuál es el modelo que quieren romper?
El bipartidismo se basa, de manera muy simplificada, en que dos grandes fuerzas juegan casi en exclusiva a ser gobierno u oposición. Actualmente en España esos partidos son PP y PSOE, pero la aspiración de los anti-bipartidismo (por llamarlos de alguna manera) es ocupar el lugar del PSOE y ya de paso desplazar al PP a la oposición. En algún caso, incluso la de convertirse en el partido único; vamos, en plan dictadura (todo por el pueblo, por supuesto).
En Grecia está claro, Syriza ha ocupado el lugar del Pasok y ha dejado a Nueva Democracia en la oposición. Sí, es una coalición más a la izquierda de lo que estamos acostumbrados, vale; pero no se ha acabado con el bipartidismo, simplemente se han cambiado sus actores.
De hecho, en España ya hemos vivido esa situación. El lugar en el duo UCD-PSOE de los primeros lo ocupó el PP (entonces AP). Y, de momento, en estas seguimos.
Algo diferente sería la fragmentación del voto de tal manera que no hubiera sólo dos, sino múltiples actores con peso similar en el parlamento. ¿Es posible gobernar cuando hay que negociar y pactar no sólo la formación del gobierno sino casi hasta cada coma? Es muy probable que nuestro modelo político no fuera capaz de dar una respuesta eficaz. Aunque, claro, a lo mejor había que desarrollar otro modelo que de cabida de manera más efectiva a la pluralidad de opciones políticas, por ejemplo cambiando el papel de la oposición.
Por ejemplo, ¿es posible el tripartidismo? ¿puede tener sentido?
Quienes crean que es posible el tripartidismo: PP-PSOE-Podemos, creo que se equivocan. El partido que no quede ni como gobierno ni como oposición acabará en el gallinero de la política con el hándicap de haber perdido su posición preferente en el juego.
No obstante, el futuro puede traer el tripartidismo al sumar a las dos posiciones dominantes actuales -los que defienden la libre iniciativa y la libertad de mercado (liberalismo) y los que priorizan el bienestar social y el intervencionismo del estado (socialismo)- una tercera, que es la que defiende la responsabilidad y el compromiso con el planeta (ecologismo). O quizás se convierta en la alternativa social y ecológica que ocupe el lugar del desmotivado socialismo de hoy. Como las otras, surge como respuesta a una necesidad histórica. En estos momentos el cambio climático y otras consecuencias de los abusos medioambientales no dejan dudas, es necesaria esta tercera opción además con vocación global.
¿Sabremos reconocer esa necesidad en las próximas elecciones?

De ser así de lo que deberíamos ir hablando no es del fin del bipartidismo, sino del fin de la “oposición”. No serán dos púgiles en un rin, sino un grupo de trabajo donde alguien asume (durante una legislatura) la dirección del proyecto común. ¿Alguien se apunta?


No hay comentarios:

Publicar un comentario