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viernes, 5 de diciembre de 2014

Democracia: mito o realidad

Decía una vieja canción de Ska-p, tan acertada hoy como hace casi 20 años, “¡vaya sociedad pasiva!, amigo mío, hay que luchar. Democracia significa que el pueblo ha de gobernar.”
Dicen que estamos viviendo una crisis de la democracia. Se gritan proclamas del tipo “democracia real ya” o “lo llaman democracia y no lo es”. Se demanda recuperar la soberanía popular: por ejemplo, los movimientos Ganemos defienden devolver las instituciones municipales a los ciudadanos y para ello piden a estos que se impliquen en la política, lo cual va mucho más allá de depositar su voto en la urna. Y, claro, se habla del derecho del pueblo a decidir y de la necesidad de “educar” a los ciudadanos para la participación “activa”.
Lo que me pregunto es ¿y el pueblo quiere (gobernar)? Y si es que sí, ¿puede? 
 

La democracia es la soberanía del pueblo. Ante otros modelos organizativos donde un individuo o un grupo son los que tienen el poder de establecer las normas y el control de la sociedad, parece que la democracia es efectivamente un buen invento. Es más, entraña unos principios fundamentales como el reconocimiento de los derechos básicos a todos los ciudadanos y la necesidad como sociedad de garantizar la libertad y la capacidad de participar en la organización social de los más débiles.
Esta soberanía se puede ejercer de manera directa o indirecta.
La democracia directa que muchos reclaman es hoy una utopía. ¿Por qué? Uno de los aspectos clave es que hoy ciudadanos somos prácticamente todos. Dar voz a todos, ¿es posible? Si sólo intervienen algunos y el resto se secundan lo defendido por unos u otros ¿no es ya indirecta? Pero, sobre todo, ¿es posible abarcar todas y cada una de las decisiones que se deben tomar en la organización social en todos y cada uno de los niveles (municipal, provincial, regional, estatal)?
Ni si quiera con internet como vehículo para que la ciudadanía participe en las decisiones políticas, podría llevarse a cabo.
En parte también porque, en la antigua Grecia, les venían de perlas los esclavos para el ejercicio de la democracia ya que eran los que realizaban el trabajo y los ciudadanos (cuatro gatos) podían reunirse, debatir, convencer y decidir. ¿Es posible actualmente estar informado de todo para tener un criterio sobre todo?

Ciudadanos y no ciudadanos en la antigua Grecia

 Algunos sostienen que no es necesario que haya una participación al 100%, pero que sí sería ineludible que la gente se involucrarse más para llevarse menos las manos a la cabeza, para lo cual tienen que tener el cauce para hacerlo. De acuerdo, pero entonces no es democracia directa. Aunque, como decía en el artículo anterior, uno de los pilares de la sociedad es precisamente la sociedad civil, que es otra forma de involucrarse y equilibrar las otras dos patas: gobierno y sector privado.
La democracia representativa o indirecta es hoy por hoy una opción necesaria. Eso sí, debe enmarcarse dentro de los acuerdos de convivencia de la sociedad que tienen su máximo exponente en la Constitución; también tiene que respetar la legislación vigente, por lo menos hasta cambiarla; porque la representación (aunque sea conseguida por mayoría absoluta) nunca es total ni un cheque en blanco para los electos que deben responder de las decisiones que toman ante los ciudadanos y ante la justicia.
Parece de cajón, pero hemos comprobado que no es así. Algunos servidores públicos se han servido de lo público para su propio beneficio (luego no representaban a nadie ni acataban las leyes o las esquivaban). Pero esto cae, por suerte, bajo la acción de la justicia. Sin embargo, no hay que olvidar a aquellos que han pensado que, una vez en el poder, la voluntad del pueblo se diluye quedando sólo su voz lo que conlleva no dar explicaciones a nadie, como mucho maldecir a las circunstancias. El castigo de las urnas nos ha salido rana. Habrá que pensar otro.
 


Tema aparte son ciertas asunciones que hemos hecho de lo que es la democracia. Como no quiero cansar, me limitaré a comentar tres.
La democracia debería ser siempre la voluntad de la mayoría. Seguro que muchos estáis asintiendo. Por supuesto, pero con ciertos límites que son los que mandan la Constitución y las leyes. No puede ser que un grupo, aunque sea mayoritario, se imponga a una minoría perjudicándole en sus derechos básicos. La democracia debe favorecer el bien común, no lo olvidemos.
El pueblo siempre tiene razón. Ja y ja. El pueblo está formado por personas y las personas se equivocan (Mirad los dirigentes que tenemos, por no ir más lejos). La política tiene un gran componente pasional, no digo más.
El pueblo tiene derecho a decidir. Sí, claro. Y esto va por Cataluña. Eso sí, no confundamos la parte con el todo. Una parte no puede ni tiene derecho a decidir por el resto, faltaría más. Y todos somos, por ser españoles, murcianos, catalanes, andaluces, riojanos y demás. Luego es una decisión que nos compete a todos.
La democracia es una vieja resabiada que se las conoce todas y sabe vestirse para cada ocasión. ¿Dónde están hoy los filósofos para soñarla?

Como periodista a mí hay una cosa que realmente me preocupa más que si es directa o indirecta o si habilitamos plataformas en internet para la participación ciudadana, ¿puede haber democracia sin información libre y veraz? Ciertamente la objetividad es un ideal, pero ¿y el rigor?

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